“Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro
es pasar”. Así lo escribió el poeta y así es la vida de un sacerdote, de un
lado a otro, cambiando constantemente de destino, con las maletas siempre
listas porque su decisión ha sido servir a Dios y a su pueblo, y no hay labor
más noble y desinteresada que la de un sacerdote, entregado a la voluntad de
Dios y a cumplir la misión que se le encomiende.
Nos toca comenzar a despedir a D. Pablo,
que llegó a nuestro pueblo en el año 2019, y se marchará a finales del mes de
Agosto.
Queremos agradecerle su labor pastoral, su disposición para escuchar, para colaborar, su amabilidad y respeto demostrado hacia todos. Sin duda, su presencia ha sido un faro de luz en nuestras vidas, hemos sido afortunados de tenerlo como guía espiritual.