EN TODO AMAR Y SERVIR

Es difícil tener que plasmar en unas líneas el sentir de todos nosotros al conocer el traslado de nuestro párroco D. Pablo Lora Blasco.

“Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar”. Así lo escribió el poeta y así es la vida de un sacerdote, de un lado a otro, cambiando constantemente de destino, con las maletas siempre listas porque su decisión ha sido servir a Dios y a su pueblo, y no hay labor más noble y desinteresada que la de un sacerdote, entregado a la voluntad de Dios y a cumplir la misión que se le encomiende.

Nos toca comenzar a despedir a D. Pablo, que llegó a nuestro pueblo en el año 2019, y se marchará a finales del mes de Agosto.

Queremos agradecerle su labor pastoral, su disposición para escuchar, para colaborar, su amabilidad y respeto demostrado hacia todos. Sin duda, su presencia ha sido un faro de luz en nuestras vidas, hemos sido afortunados de tenerlo como guía espiritual.

A lo largo de estos años de ministerio sacerdotal en Aguilar, hemos sido testigos de su entrega total y de su amor incondicional hacia la comunidad, invitándonos a vivir una vida de amor y servicio a los demás.

Sus consejos y sabiduría nos han ayudado a fortalecer nuestra relación con Dios y a encontrar consuelo en momentos de dificultad.

En ocasiones las despedidas se consideran como algo triste, porque las percibimos desde el ángulo de lo que hemos perdido en lugar de hacerlo desde el de lo que hemos ganado: un amigo que se va, pero que se queda en nosotros.

D. Pablo, te llevas un trozo de nuestro corazón.

Muchas gracias Padre Pablo por estos años de tu vida que nos ha dedicado. Te lo agradecemos infinitamente por tu presencia constante en nuestras vidas, y le pedimos a Dios que te de fuerzas y bendiciones en tu camino como sacerdote.

También queremos dar nuestra fraternal bienvenida a D. Rafael Romero Ochando, quien será el nuevo Párroco de Aguilar, poniéndonos a su disposición para lo que necesite, y le pedimos al Señor y a Nuestra Patrona Santa María del Soterraño, para que le guíen e iluminen en esta nueva etapa de su ministerio sacerdotal que comienza, dando por seguro  que los frutos espirituales serán abundantes y fructíferos.