EL VÍA LUCIS PRESIDIDO POR LA VIRGEN DE FÁTIMA, ABRIÓ EL TIEMPO DE LAS GLORIAS EN AGUILAR

Nuestra Señora del Rosario de Fátima presidió el pasado viernes, el Vía Lucis con el que se abría el tiempo de las Glorias en nuestro pueblo. A la Sagrada imagen la acompañaron las 11 Cofradías de Gloria agrupadas de Aguilar, la Archicofradía del Niño Jesús de Praga, y dos Hermandades que pertenecen a las Cofradías de Penitencia como son la Hermandad de la Santa Veracruz y la Cofradía de Mª Santísima de la Amargura y Nuestra Señora de la Antigua. Ambas cofradías por historia, tradición, religiosidad popular, cultura, están vinculadas de manera muy especial a las Glorias de nuestro pueblo. Tanto Nuestra Señora de los Remedios Coronada, como Nuestra Señora de la Antigua, celebran y han celebrado a lo largo de los años, importantes Cultos de Gloria, teniendo un importante lugar ambas imágenes, dentro de este tiempo tan bonito que hemos comenzado a vivir.

Tras la celebración de la Santa Misa, comenzaba el cortejo el rezo del Vía Lucis Mariano por las calles de Aguilar. La belleza de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, llenaba por sí sola el ambiente de oración que se respiraba. La estrechez de la Calle del Carmen sirvió para vivir momentos de recogimiento que quedarán en el recuerdo de todos. Y la Camerata Ipagro, puso con sus Auroras la nota musical al acto, llenando con sus canciones cada rincón de nuestro pueblo, y por supuesto de plegarias y oraciones a la Virgen María.

Aguilar ha comenzado a vivir sus Glorias, tiempo de alegría en el que salimos al encuentro de María, en el que buscaremos protección en el Sagrado Corazón de Jesús, en el que nos llenaremos de la Fe de nuestro Beato, en el viviremos el día en que Jesús Sacramentado recorrerá nuestras Calles, o en el que nos llenaremos de la sonrisa eterna del Divino Infante. Volverán a ser días de oración, de cultos en honor a nuestros titulares, de ensayos costaleros, de camino romero... Vivamos estos días acercándonos a María, Madre de Dios y Madre Nuestra, porque si somos muy marianos, seremos muy de Cristo.