El Sábado Santo nos dejó como principal estreno, esa renovación que ha emprendido el paso de la Virgen de los Dolores. Por primera vez el paso era llevado por costaleros. La Virgen caminó de frente, con seriedad. Numerosos hermanos y sus tradicionales mantillas, componían el cortejo que le antecedía. Las calles de nuestro pueblo seguían manteniendo ese ambiente de bulla, que no ha faltado ningún día de la Semana Santa, y es que nadie se lo quiso perder. El broche de oro a la Estación de Penitencia, la bendición que imparte la Virgen a todos los que esperábamos en la Cuesta de Jesús.
Esa misma noche y en cada una de nuestras Parroquias se
celebraba, mientras la Virgen recorría las calles de Aguilar, la Vigilia Pascual. Fueron muchos los
fieles que llenaron cada uno de los Templos. En ella se lleva a cabo la
celebración eucarística más especial del año litúrgico, la liturgia de las
liturgias, en la que se celebra la noche bendita en la que Jesús resucitó.
Y tras el Sábado, el día grande: el Domingo de Resurrección. Un sol de justicia despuntaba desde bien
temprano para anunciarnos la Resurrección de Nuestro Señor. Desde la Parroquia
del Carmen la Cofradía de Jesús
Resucitado, con algo de retraso, inició su Estación de Penitencia para
mostrarnos con ella, que Cristo ha vuelto a Resucitar, algo que hace en cada
uno de nosotros. Nuestra Señora de la
Antigua, salió al encuentro de su hijo desde la Parroquia del Soterraño,
mostrando su inmensa alegría. Se repitieron los tradicionales bailes de la
Virgen al ver a su hijo resucitado, en el Llano, en el Llano de la Cruz, y en
la Plaza del Carmen. Sin duda se trata de un día grande para nuestro pueblo. El
júbilo y la alegría lo inundan todo.
Y así poco a poco han ido pasando los días, y todo se ha
terminado. Aguilar ha vuelto a
celebrar su Semana Santa tal y como marcan sus tradiciones. Ha vuelto a revivir la Pasión, Muerte y
Resurrección de Nuestro Señor, desde la Fe, y para la Fe. Cristo ha vuelto a resucitar en nuestro
pueblo, y en cada uno de nuestros corazones, porque Cristo Vive en cada uno de nosotros. Estemos abiertos a sentir y
acudir a la llamada del Señor y de Nuestra Madre, la Virgen María. Vivamos
también con Fe el periodo de la Gloria en el que hemos entrado, llenémonos de la inmensa Luz de Cristo
Resucitado.
Habrá que esperar hasta el próximo 24 de marzo para que
vuelva a ser Domingo de Ramos. Tocará esperar y contar los días, porque hoy
todo ha terminado, porque hoy, todo comienza de nuevo.
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