Papa Francisco
Parece increíble pero ya estamos de nuevo en Cuaresma, con el repiquetear de la navidad aún en nuestros oídos nos vemos ya con la ceniza haciendo presencia en nuestra frente. Siendo este el signo más inequívoco de que hemos arrancado una nueva cuarentena de preparación. Una nueva cuaresma donde a la luz de las palabras del Santo Padre el papa Francisco se nos brinda la posibilidad de volver a Señor. Si así es, se nos brinda, el retorno la vuelta a Dios, precisa de un acto libre de voluntad por nuestra parte. Dios es fiel a su Palabra y siempre espera, somos nosotros que como el hijo prodigo nos escapamos de la casa del Padre ávidos de independencia, autosuficiencia, de planes propios y de falsas libertades. Pero una vez más nos damos cuenta como dice la escritura en boca del apóstol Pedro "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Es por ello por lo que confiados en la misericordia del Señor que siempre acoge y recibe venimos a presentarnos delante del Señor con todo el corazón, con toda nuestra vida. Un corazón y una vida tantas y tantas veces rotas por el pecado y la ambición, rotas por las heridas de este mundo. Que no encuentra ungüento, medicina o consuelo en esta sociedad muchas veces destructora del hombre y del Evangelio.
Solo en las
llagas gloriosas y resucitadas del Señor podremos alcanzar la ayuda necesaria,
la Gracia que nos da Vida Nueva. Es por eso que dispuestos a vivir una nueva
cuaresma os invito a vivirla desde el corazón. Acompañado de todo lo externo
que nos alegra y ayuda a vivir la cuaresma intensamente, claro que sí. Pero
poniendo un especial énfasis en el interior. La confesión, el rezo devoto del
vía Crucis, la participación en la Santa Misa junto a nuestros sagrados
titulares, son por seguro el medio para vivir la cuaresma de la mejor manera.
En este camino cuaresmal la ayuda de la Virgen siempre es fundamental,
acompañar a María en su dolor y su amargura viendo a su Hijo en la cruz, el
rezo del Rosario la corona dolorosa, nos configuran en este camino hacia la
pasión.
La Cuaresma y
nuestra vida cofrade ya despierta después de la imposición de la ceniza del
pasado miércoles, deben de ser una herramienta para la fraternidad de todos.
Para construir un instrumento evangelizador de unidad y testimonio. Será el
mejor modo de hacer una caridad efectiva, una sana piedad litúrgica y sobre
todo la construcción de la civilización del amor que nos llama el Evangelio. En
esta sociedad en la que vivimos, tan dada a la superficialidad, fragmentación y
discriminación, somos nosotros los cristianos cofrades los que como fermento en
la masa de nuestro mundo. Sembremos valores evangélicos y las virtudes de
Cristo allá por donde estemos. Ya sea en el empleo de cada uno, en el lugar de
ocio o cuartelillo, en el templo o preparando los altares de culto. Siempre y
en todo lugar buscar ser trasparencia del seguimiento del Señor y de la Virgen.
Deseándoos a
todo una fructífera cuaresma con verdaderos frutos de conversión para todos. Os
emplazo en la apretada agenda que se nos presenta por delante, pero sobre todo
en el sacramento de la confesión y la participación de la Eucaristía con
nuestros sagrados titulares.
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